jueves, 24 de febrero de 2011

CRITICA: LE CONCERT (2009)


LE CONCERT

Radu Mihaileanu
Francia, 2009


Escrito por Carlos Esquives

Si bien El gran concierto (2009) posee una buena idea, el filme de Radu Mihaileanu es deficiente en creatividad, y esto es peor. Se puede aceptar, sí, que una película tenga una trama absurda, trillada, de escasa imaginación. Si sucede que el desenlace de estas películas resulta siendo un fracaso, pues es menos doloroso asimilar la decepción. “Lo sabía”, muchos se dirán. Lo que ocurre en El gran concierto es que existe expectativa; expectativa referente a un buen tema en inicio, pero que al paso del tiempo resulta ser víctima de una de las grandes debilidades de todo director, e inclusive de todo creador artístico: vanidad.

El gran concierto es la historia de un ex director de orquesta –hoy convertido en el conserje de un conservatorio –que tiene los vivos deseos de volver a dirigir. Por cosas del destino, una carta ha caído en sus manos, esta es la llave a su retorno triunfal en el mundo de la sinfónica, aunque para ello tendrá que hacerlo a espaldas de grandes autoridades y, además, tendrá que convocar a su banda original en el espacio de una semana y algo más. Lo seguido es una acumulación de nuevas ideas, nuevos temas, nuevas incógnitas, ninguna de ellas desdeñables, e incluso, cada una independientemente podría originar una nueva película.


El error está en que Mihaileanu, si bien se tomó el tiempo merecido para crear los casos –cada uno de estos con su tópico merecido, sea la comedia, lo político, el drama –, nunca se tomó el trabajo de retratarlos. Gran parte de los temas de El gran concierto están demás, ello causado por el escaso discurso otorgado a cada uno de ellos, resultando más bien un grupo de temas a medias o amputados, haciendo de este filme frágil desde inicio a fin. El tipo era conserje; cinco minutos después no se volvió a mencionar el tema. Nunca observamos al mismo limpiar; nunca. Ese afiche de la película del conserje frente a la orquesta está demás, apenas lo vimos con su trapeador y ahí mismo ya quería subirse al estrado con todo y orquesta. La convocatoria de dicha era más que una oportunidad para que el filme desarrolle y engrane una multitud de vidas, de personajes tipo o personajes excéntricos, una que otra escena memorable, observar la Rusia actual desde un grupo sinfónico, por ejemplo; esa es una gran idea. Pero qué ocurrió, fueron casi ochenta los convocados y sólo se pudo conocer a un judío y un gitano, los demás eran borrachos; eso nos dice la película.


Se agrega el tema político, el comunismo, la frustración ideológica, el personaje desinteresado y egoísta; su final, para qué mencionar, es más, no tuvo final, qué significa eso, ¿el comunismo está extraviado en algún punto de nuestra vida actual? Sin más comentarios. Y así otros temas. No estamos hablando de ideas modestas, son ideas motivadoras, poseen ese toque de cine europeo denso y amable, un cine simpático por sus temas ligeros, pero que nunca dejan de tener un alto contenido discursivo socio-cultural; esto lo tiene El gran concierto, lo que ocurre es que nunca hay ese momento cumbre. Es vanidad porque se crea mucho para dirigir tan poco. Toda creación es la suma de muchos temas, coger un número de ellos implica estar dentro de la posibilidad de saber afiliarlos, saber acondicionarlos unos a otros sin que quede en el espectador la necesidad de decir “y que más”.


El final deja más de una maneja suelta al río, el desenlace no tiene nada que ver con su inicio, en lo absoluto. Eso se da en muchas películas, claro, pero se da con gracia o genialidad, no con desidia ni mucho menos a la “corre corre”. Y, ciertamente, al final del filme nadie se acordó que el personaje principal se inició como conserje; definitivamente ese afiche está demás. Todo un “gran desconcierto”.


5 criticas cinéfilas :

Anónimo dijo...

Creo que es acertada su critica del punto de vista filmografico, pero creo que usted nunca ha tomado un instrumento en su vida ni sentido lo que un musico siente al ver escenas que no se ven normalmente, por que lo que siempre se ven son explosiones, accion bruta y lagrimas de los actores y uno que otro niño para ablandar el corazon...

Anónimo dijo...

Total desacuerdo con su crítica que mas bien
al igual que su visión de esta pelicula carecen de
sensibilidad, objetividad y buen gusto cualidades
que debería poner en práctica antes de llamarse crítico

DVane dijo...

Es una opiniòn, si a usted le encanto la pelicula, diganos el porque?,y no agreda ni asuma una opiniòn del que escribio este post.
Este blog esta para dar opiniones,dialogar, y para sacar conclusiones, dando puntos de vista distintos...y por favor pongan su nombre, como lo hizo el que escribio este articulo...

Saludos

Row dijo...

Realmente pésima su crítica. Quiere argumentos?, pues aquí los tiene:
- Para empezar, el primer comentario parece tener razón; usted jamás agarró un instrumento en su vida. Ni siquiera parece haber escuchado el conciero de Tchaikovsky...
- Segundo: no dijo nada del título "Le concert". Allí tiene una idea del director bien desarrollada. Llevó al extremo la desesperación y la obsesión de un director, y los motivos artísticos que rigen a la hora de convocarse, convertirse, transportarte desde un hombre sencillo (lo cual ilustra la tapa, un empleado sumiso que linpia, que no tiene aspiraciones) hsta un genio, un artista, con una exacta sincopada de argumentos que revelan el artista que puede haber hasta,por ejemplo un borracho (como usted los llamó). El talento puede estar en cualquier parte, es lo usted no alcanza a ver.
- El final es magnífico. Llegar a la armonía perfecta, sin ensayo, es perturbador, pero genial. Le recomiendo que antes de criticar una comedia (las cuales no necesitan un fuerte argumento) primero sepa lo que significa; luego tómese el tiempo de leer sobre la orquesta del Bolshoi y escuchar los registros memorables (nótese, que luego de que usted tenga el oido entrenado un poco, va a dejar de buscar el "argumento" de una comedia, las connotaciones políticas o sociales. El director, por si usted no sabe, era ruso (no eran todos borrachos, aunque es una nota al margen ya que sólo usted pudo imaginarse una sociedad completa sólo porque un director atribuye una forma cultural a las masas (el beber en rusia, es común).
- Usted falla también en criticar la portada. Acaso no ve?. El hombre lleva una partitura detrás de su cuerpo, y con la otra mano el trapeador. Al su lado una valija, y varias etiquetas de la ex.URSS (que a la sazón, debe saber que ha tenido una de las orquestas más memorables de la historia de la música).
Seria criticale si se titulara "El trapeador", pero ya desde el título se sugiere que no se vaa a hablar de un empleado, sino de un concierto. La trama, se escabulle entre todas las peripecias y las connotaciones políticas, por si no se enteró.
Bueno, disfrutaré con su respuesta.
Saludos.

Carlos Esquives dijo...

Agradezco mucho el primer comentario, el mismo que responde al primer reclamo de Rob. Quisiera recalcar que este es un blog de cine y lo que escribí, fue una crítica de cine. Es decir, si el lector espera que hagamos una alegoría sobre la música clásica de Dvorak o Tchaikovsky, está muy equivocado. Para analizar la línea argumental de una película, no preciso haber agarrado un instrumento previamente. Entonces, no confundamos las cosas. Que si no me agradó una película que habla sobre la música clásica, nada tiene que ver que tenga algún tipo de tirria a la música clásica en general. Cómo leerán, en ningún momento hago agravios del fondo musical, simplemente me ajusto a la trama, a sus personajes y sus acciones. Ahora, si no dije nada del título. "Le concert", "El concierto" o “El gran concierto” (llamado así en Perú) me dice que la película trata sobre un concierto. Si usted ve más allá a través del título; excelente. Yo prefiero concentrarme en la película. Cosa muy distinta si el título fuera más complejo y tuviera un mensaje escondido, sí valdría la pena comentarlo, siempre y cuando la película haya sido de buen gusto, algo que personalmente no me sucedió con este filme. El final usted lo oirá, yo prefiero verlo. Recalco que aquí no hablamos de pentagramas sino de fotogramas. Yo no tengo nada contra los borrachos ni contra los rusos. Por último, mi criterio sobre el afiche sigue al razonamiento que yo tengo sobre la trama. Si usted cree que está bien colocado, yo no puedo agredir su punto de vista. Gracias por la lectura.