sábado, 6 de febrero de 2010

ESPECIAL CLINT EASTWOOD: LA CONSAGRACIÓN DE UN GRANDE

Por: Henry Huamán M.


El cine de Clint Eastwood

La fértil y a la vez sugestiva carrera de Clint Eastwood como director encontró en 1992 una de sus expresiones más definitivas en la irrepetible “Los Imperdonables”. Dedicado a Sergio Leone y Don Siegel, maestros de los inicios de Eastwood en el cine como actor, “Los Imperdonables” es un western que, décadas después de la aparente muerte del género, consigue recuperar y recopilar toda la tradición del mismo y de la propia carrera de Eastwood. Desde los fordianos planos en que las mujeres se distribuyen en una dolorosa coreografía en los porches del poblado para ver llegar a los protagonistas, esta obra maestra de Eastwood es un sombrío y crepuscular recorrido por el cansancio del héroe y su imposible redención.

Los Imperdonables”- 1992

Eastwood es el antiguo pistolero con un pasado teñido de sangre, sepultado bajo el peso del horror vivido, que intenta sobrevivir apartado de todos, sacando adelante a los dos hijos que tuvo con la única mujer que pudo limpiar su conciencia y el dolor y la muerte que infligió en su juventud. Solicitado para vengar una injusta agresión a una prostituta, Eastwood volverá a comunicarse con el mundo una vez más en un sobrecogedor vía crucis, en el que debe ponerse en doloroso contacto con su parte más oscura, una aventura imposible en la que tiene como compañeros a un viejo amigo también apartado de las armas (el impresionante Morgan Freeman) y a un joven pistolero corto de vista y cándidamente fascinado por la leyenda de su mentor.

“Los Imperdonables” es un western de impecable clasicismo, directo y transparente, irresistiblemente lírico; pero es también, al mismo tiempo, una sórdida tragedia llena de ruido y furia, inevitablemente violenta, en la que la pureza de los objetivos no sirve para redimir el caos y el odio que alimenta el alma de su protagonista: la ordalía destructiva de su estallido final, verdadera evocación infernal sumergida en el omnipresente tenebrismo visual que preside la película, resulta no sólo desconsoladora en el contexto de la ficción, sino también en cuanto sombría advertencia del clima de violencia que se respira en Estados Unidos en la época Bush. La cinta recibió, entre otros, el Oscar a la mejor película y a la mejor dirección, y consagró a Clint Eastwood como a uno de los más sabios cineastas del momento.
Si “Los Imperdonables” es el western definitivo de Eastwood, en cierto modo “Los Puentes de Madison” (1995) fue su melodrama definitivo, en una década en que el talento creativo de su director se encuentra en irrepetible estado de gracia.

"Los Puentes de Madison" -1995

“Los Puentes de Madison” es una valiente propuesta melodramática sustentada tan sólo en el amor al cine, un prolongado rondó entre dos personajes (el propio Eastwood y una excelente Meryl Streep) que evolucionan ante una cámara fascinada por cada uno de los gestos, de las miradas, de las palabras que se dirigen mutuamente.

"Un Mundo Ideal" -1993

La tremenda catarsis emotiva que es capaz de suscitar Eastwood a través de la imagen queda transparentemente revelada en el arrebatador tercio final, en el que el suspense sentimental alcanza cotas de inusitada desnudez, algo que también se encuentra en la espléndida “Un Mundo Ideal” (1993), melodramático thriller de iniciación sentimental entre un reo fugado (Kevin Costner) y un niño raptado por éste en su huida. El aplastante clasicismo de Eastwood le lleva, a lo largo de su filmografía, a una límpida recuperación de las mejores tradiciones del cine estadounidense, con una admirable honestidad estética y ética, algo que, como ya se ha dicho, deriva de las apasionadas lecciones aprendidas de John Ford, así como de sus hermanos de sangre Siegel y Leone.
Después de varias décadas de profesionalidad, Clint Eastwood es considerado un maestro de la dirección, e incluso se aprecia que su trabajo interpretativo ha mejorado con los años. Artísticamente ambicioso, su estilo aspira siempre a la perfección, tanto interpretativa como de dirección, búsqueda que no ha estado reñida con el éxito de taquilla. Luego de la estupenda “Los Puentes de Madison” llegarían las notables “Poder Absoluto” (1996), un atractivo policial que comienza con una escena de antología, “Medianoche en el Jardín del Bien y del Mal” (1997), una cinta llena de apuntes, exacta descripción de un escenario sureño y con momentos fascinantes y la década de los noventa los terminaría con “Ejecución Inminente” (1999), un fascínate y apasionante thriller.

Creo que me quedo corto este post, por eso les entregare una tercera y última entrega de este especial de este gran cineasta, que además es uno de mis directores más estimados, en el último post hablaremos de la maravillosas obras que nos estregó Eastwood en la década de los 2000 y sus obras actuales, ahi nos vemos.


3 criticas cinéfilas :

Anónimo dijo...

Es cierto Los Imperdonables lanzo a la fama a Clint, es un western extraordinario, igual que todas sus película, muy chevere tu blog, estare atento a la tercera entrega.

DVane dijo...

El articulo de henry esta muy bueno...!!!y todavia falta una 3 parte...

Solo queda esperar...!!!XD

Gracias por el comentario...!!!

Saludos

Adrián Fernández dijo...

Genial que estes reconociendo la carrera de un gran director, en los 90 hizo buenas pelas, las que mencionastes, la que más me gusto fue "Un Mundo Ideal".